Uso de niños como influencers en Youtube e Instagram podría derivar en explotación infantil

Uso de niños como influencers en Youtube e Instagram podría derivar en explotación infantil

Algunos de los kidfluencers más conocidos y exitosos tienen canales de Youtube con millones de suscriptores y logran ganancias de hasta 25 millones de dólares al año

Si has navegado por Youtube o redes socializes como Instagram podrás haber notado que hay una mayor presencia de contenido protagonizado por menores de edad y un reciente estudio sugiere que esa actividad podría derivar en explotación infantil.

Los padres comparten contenidos de sus hijos por múltiples razones, como conectar con amigos y familiares y buscar validación o apoyo. Sin embargo, algunos padres también lo hacen con fines comerciales. Manejan a sus hijos como “kidfluencers” en las redes sociales, lo que les permite trabajar con marcas para comercializar productos a otros niños (y adultos).

Una investigación publicada recientemente en la revista M/C Journal pone de relieve cómo la cultura de los kidfluencers en las redes sociales abre la puerta a una posible explotación infantil y a otros muchos problemas.

Ahora es común ver a los kidfluencers de YouTube promocionando juguetes a otros niños a través de “reseñas” de juguetes. Pero estos vídeos no son lo mismo que las tradicionales reseñas de productos. Son mezclas que desdibujan las líneas entre tres géneros principales: reseñas, contenido de marca y entretenimiento.

Los canales de reseñas de juguetes más populares tienen millones de suscriptores, y sus presentadores son algunos de los que más ganan en YouTube. Ryan’s World es probablemente el canal más conocido de este género. Según cálculos conservadores, la familia de Ryan Kanji, de 10 años, gana unos 25 millones de dólares al año.

Aparte de YouTube (ahora más popular entre los niños que la televisión), un número significativo de niños y adolescentes también pasan tiempo en Instagram.

Para la investigación, expertos analizaron las cuentas de Instagram de dos hermanos influencers australianos para comprender mejor la naturaleza del marketing entre niños en 2023.

Pixie Curtis, de 11 años, puso en marcha su tienda online de juguetes Pixie’s Pix durante el COVID, cuando las ventas de juguetes aumentaron en todo el mundo. Lo hizo tras un éxito inicial vendiendo lazos para el pelo a través de Pixie’s Bows, un negocio gestionado por su madre, la empresaria de relaciones públicas y personaje de telerrealidad Roxy Jacenko.

La cuenta de Instagram de Pixie (que tiene unos 136,000 seguidores), y la de su hermano Hunter (20,000 seguidores), se han utilizado para promocionar los juguetes Pix de Pixie, así como otras marcas y productos.

Áreas de preocupación

Tras el análisis, los investigadores encontraron diversas áreas claves de preocupación:

La falta de privacidad de los “kidfluencers“, que ven publicados en Internet muchos aspectos de sus vidas; la mercantilización de los niños y el fomento de una cultura orientada a venderles productos y servicios; la mercadotecnia de los juguetes en función del sexo y el mayor énfasis en la apariencia de las niñas (lo que puede ser perjudicial para su autoestima), así como la comercialización “encubierta” de juguetes y otros productos a través de publirreportajes.

Ante estos hallazgos, los autores de la investigación creen que es necesario seguir trabajando para determinar cómo sería una regulación eficaz.

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