El ecosistema de los contenidos en streaming ha crecido exponencialmente los últimos años.
Lejos quedan ya aquellos tiempos en los que la oferta se limitaba a Netflix, decano de estos servicios streaming, hoy en día la lista de opciones es enorme y, además, muy dinámica. En los últimos meses, sin ir más lejos, hemos vivido la llegada a España de SkyShowtime y la presentación de Max, ésta para Estados Unidos pero que llegará a España el año que viene, del resultado de la fusión de HBO Max y Discovery+. Y eso que HBO Max apenas ha cumplido tres años (poco más de año y medio desde su lanzamiento en España).
No hay más movimientos anunciados en el corto plazo, pero muchos analistas vaticinan más movimientos en este sentido en el futuro, es decir, con la llegada de nuevas plataformas de streaming por una parte, pero también con fusiones por la otra. Y claro, en medio de todo ese sistema de mareas, nos encontramos los usuarios, que ante la enorme dispersión de contenidos nos vemos obligados a elegir entre ellas, o bien a dedicar una importante partida presupuestaria mensual para poder mantener la suscripción a todos aquellos con contenidos que nos interesan.
Otra opción es darnos de alta en una plataforma en particular durante un par de meses, ver todos los contenidos de la misma que nos interesan, darnos de baja y repetir el proceso con otro de los servicios de streaming que nos interesan… y así, sucesivamente. Requiere de una mayor planificación, claro, pero es el sistema más económico (sin recurrir a las descargas, ya me entiendes) de acceder a todos los contenidos que te interesan sin morir, presupuestariamente hablando, en el intento.
No obstante, incluso quienes emplean esta fórmula suelen tener al menos un servicio al que se mantienen suscritos de manera permanente. Ya sea por su precio, por su catálogo, por la selección editorial, por mantener una oferta obtenida en algún momento… No digo que lo haga todo el mundo, pero sí que, al menos por lo que he podido constatar en mi entorno personal, es lo más habitual. Así que hoy vamos a opinar sobre ese servicio en cada uno de nuestros casos, y romperé el hielo empezando yo.
He tenido que pensarlo un poco, porque dudaba entre dos servicios. El primero era Prime Video, y las razones son lo amplio de su catálogo y, sobre todo, su precio, ya que soy suscriptor de Amazon Prime, por lo que por una cuota anual de 49,99 euros al año, tengo acceso al mismo. Sin embargo, y pese a que valoro el servicio de Amazon de manera muy positiva, finalmente ha quedado relegado a la segunda posición. También se me han pasado por la cabeza, claro, tanto HBO Max como SkyShowtime, en ambos casos porque los contraté en su lanzamiento con sus respectivas ofertas de cuota mensual el 50% para «toda la vida».
Finalmente, sin embargo, me he decantado por una opción que quizá te sorprenda: Filmin. Sí, lo sé, apenas contiene cine «palomitero» (que a todos nos gusta, aunque muchos lo nieguen), pero por contra puedo afirmar que es el servicio de streaming con más contenidos que me han sorprendido y encantado , y también en el que he encontrado algunas joyas clásicas y «clásicas». Entre las primeras, recientemente me lo he pasado genial con Carmen Curlers y con Stonehouse, y en cuanto a clásicas en su más amplia acepción, desde una estupenda selección de títulos de Billy Wilder o la legendaria Hotel Fawlty, con un John Cleese en estado de gracia, hasta Doctor en Alaska, la versión británica (la original) de The Office, la caustica The Thick of It (Armando Iannucci y Peter Capaldi en una comunión insuperable) o WarGames, una película que tuvo cierta influencia en que quisiera dedicarme «de mayor» a esto de los ordenadores.
Pero si tengo que destacar algo de Filmin con respecto al resto de servicios de streaming, es sin duda su sensacional trabajo editorial. No es que tenga más canales, colecciones y selecciones que el resto, es que se nota que cada una de ellas está muy pensada, que ha sido diseñada por una persona, no por un algoritmo, y que las relaciones se establecen por el contenido, no porque alguien que ha visto A también haya visto B. A otro nivel, claro, pero el trabajo de edición que se percibe en Filmin me recuerda al trabajo llevado a cabo por Apple para la gestión de los contenidos de Apple Music Classical.
Esa es mi opinión, pero ahora me gustaría conocer la vuestra. ¿Qué servicio de streaming es vuestro preferido, y cuál es la razón (o razones) de ello? Espero leeros en los comentarios.
Por David Salces