La referente del dancehall en España trae su primer álbum de estudio con un repertorio repleto de sonidos urbanos
No le llaman ‘La más pegá’ por casualidad. Bad Gyal es una de las artistas que nunca puede faltar en una noche de fiesta. Una de esas que es capaz de levantar el ánimo y cambiar el ambiente con tan solo escuchar los primeros segundos de una de sus canciones. Ella siempre ha tenido claro que quiere llevar los sonidos de Jamaica lo más lejos que pueda, y gracias al esfuerzo y a una constancia en su trabajo, Alba ha construido una figura difícil de superar. Muchos la consideran «La reina del dancehall» y poco a poco se ha convertido en un título justo.
Pero ahora Bad Gyal ha llenado más que nunca de brillo su carrera de la mano de La Joia, su primer álbum de estudio que ha visto la luz este viernes 26 de enero y que ya ha marcado un antes y un después en su trayectoria. Ahora que vivimos una época en la que el estreno de un disco es un momento en peligro de extinción, la catalana se ha dejado llevar de nuevo por su instinto musical y, tras un largo y arduo periodo de trabajo, ha presentado el proyecto que sustenta la corona de su nueva versión. La Joia tiene de todo menos sonidos pasados de moda, música para olvidar y letras cargadas de patriarcado.
Son 15 las canciones que definen la nueva era musical de la jamaicana de corazón. En ellas escuchamos una variedad de sonidos, como son el reggaeton, toques de reggae y el dancehall, pero siempre teniendo muy presente este género tradicional de música popular de Jamaica.
La escucha de La Joia no puede empezar con un mensaje más claro. Mucho ‘blin blin’ y el sonido de piedras brillantes rozándose entre ellas. Bad Gyal tiene claro que va a seguir con su estética brillante en la que también predominan los dorados, plateados y que la convierte en una joya que pocos pueden alcanzar. Y es que la discreción nunca ha sido un elemento característico de su estilo, lo que sin duda se ha convertido en un elemento clave que ha cautivado a muchos de sus fans.
Como ha declarado nuestra protagonista en más de una ocasión, su viaje a Jamaica ha supuesto un punto de inflexión en su carrera. Los sonidos del dancehall y del reggae la inspiraron desde un primer momento y eso es algo que ha llevado a este nuevo proyecto. Canciones como La Que No Se Mueva con Tommy Lee Sparta y Perdió Este Culo ponen de manifiesto su pasión por la música tradicional de este país caribeño. Bad Gyal no se olvida de los ritmos que la han llevado al éxito y en los que ha encontrado una base para compartir su arte.
También escuchamos reggaeton, como es el caso de Chulo pt.2. No podemos obviar su colaboración con nada más y nada menos que Ñengo Flow, uno de los mayores exponentes del género. Una canción que demuestra que la música no entiende de generaciones y que lo que de verdad importa es la pasión por este arte. ¿Cuánto tardará Bad Boy en convertirse en una canción rompediscotecas?
Bad Gyal siempre presume de escribir sus propias canciones, y eso es, desgraciadamente, una práctica en peligro de extinción. Escribe lo que siente en ese momento y lo expresa con unas melodías cuyo resultado acaba convirtiéndose en la banda sonora de miles y miles de personas. En La Joia nos deleita con unas letras cargadas de empoderamiento y de despedidas a los ‘chicos malos’. Un mensaje de despecho que ya habíamos escuchado en temas como Zorra y que aporta una dosis de seguridad, confianza y amor propio. En La Joia, esto lo escuchamos en temas como Chulo pt.2, Bad Boy y Perdió Este Culo, entre otros.
También escuchamos letras que hacen referencia a su posición como mujer empoderada que disfruta de los lujos, el poder y la fortuna de sentirse más valiosa que nadie. Sin Carné y Sexy son algunas de las canciones que contienen este mensaje. «Discos de platino no sé dónde ponerlo’; Es lo más bacano me pagan por moverlo; Head-top, yo sé hacerlo. […] Que yo sueno allá donde esté; Porque tengo el flow que e’; Siempre traigo algo fresh, na’ de TBT; Si no lo mueve acuéstese; Barras original no las robé, traigo lo que e'», dicen algunos versos de Sin Carné.